Paroxismo es una palabra del ámbito de medicina , y describe el momento de máxima intensidad de un dolor, enfermedad o acceso .
Originalmente del griego paroxymos , etimológicamente se relacionaba con una irritación. El paroxismo consiste en el momento culminante de algún ataque o crisis, en el que un síntoma se manifiesta con más fuerza, causando disfunciones en un determinado órgano o sistema.
Uno de los principales ejemplos de paroxismo son los paroxismos epileptiformes , es decir, los síntomas característicos de la epilepsia.
También hay paroxismos que no están relacionados con la epilepsia, como el síncope (una reducción del flujo cerebral que culmina en la pérdida de conciencia) y la pérdida de aliento.
El paroxismo de la tos son los ataques de tos, cuando una persona tose convulsivamente. La enfermedad de la tos ferina suele manifestarse en la infancia y tiene como uno de los principales síntomas los ataques de tos. Esta enfermedad tiene una fase paroxística, con ataques de tos.
En otras enfermedades, como el paludismo, existe el paroxismo palúdico , que consiste en síntomas de fiebre, que se producen principalmente en la fase aguda de la enfermedad.
En sentido figurado, el paroxismo puede referirse al pico o apogeo de algo.
Paroxismo histérico
El paroxismo histérico, o histeria femenina, se consideraba una enfermedad en el siglo XIX. Se caracterizaba por síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad, insomnio, retención de líquidos, espasmos musculares y varios otros. Los médicos de la época consideraban que este paroxismo era causado por el deseo sexual reprimido de las mujeres. Los masajes pélvicos o la hidroterapia (chorros de agua) se utilizaban a menudo como tratamiento.
En el siglo XX, gracias a estudiosos como Freud, el paroxismo histérico perdió notoriedad porque se profundizó en el conocimiento de la mente y el inconsciente.