El eunuco es un hombre castrado al que le han quitado los testículos y/o el pene. En sentido figurado, el término se utiliza con el significado de “estéril”, “impotente”, “débil” o “inútil”.
En Oriente Medio y China, el eunuco era el guardia a cargo de los harenes, un lugar reservado para esposas y odaliscas. Para convertirse en eunuco, se elegía al hombre guardián por su incapacidad sexual, que podía ser causada por un problema congénito o por haber sido sometido a castración.
Hubo un período en la historia en el que los niños de entre 8 y 10 años fueron castrados para evitar que cambiaran de voz y se convirtieran en cantantes con voz femenina. “Castrato” era como se llamaba este tipo de cantante (“castrati”, en plural). No fue hasta 1902 que el Papa León XIII prohibió esta práctica.
En el siguiente pasaje de la Biblia, Jesús se refiere a tres tipos de eunucos:
“Porque hay eunucos que nacieron así, y hay eunucos que fueron hechos así por los hombres, y hay eunucos que se hicieron a sí mismos eunucos por el reino de los cielos. El que pueda aceptarlo, que lo acepte”. (Mateo, 19:12)
Además de los eunucos que nacieron con este tipo de problemas y los que fueron castrados por otros hombres, Jesús habla de otro tipo de eunuco: el que practicó el celibato para dedicarse exclusivamente a la vida religiosa, al reino de los cielos.