El sufrimiento se caracteriza por la sensación de dolor, malestar e infelicidad en una persona.
Generalmente, se asocia con cosas negativas, pero cualquier condición puede causar sufrimiento, ya que puede ser subjetivamente negativa. Está directamente relacionado con el sufrimiento físico, pero en el caso de los seres humanos, es posible vincular el sufrimiento con los estados de ánimo o los problemas emocionales. En este caso el cerebro humano necesita reconocer esa acción o reacción como algo malo.
Así, situaciones de miedo, ansiedad, depresión, frustración, ira o rabia son algunas de las situaciones en las que nuestra psique puede alterarse en mayor o menor grado y manifestarse en forma de dolores corporales, fatiga, etc. También podemos relacionarnos con términos de sufrimiento como la tristeza y la pena.
El sufrimiento es entonces algo que puede ser experimentado no sólo por los seres humanos, sino también por los animales irracionales, aunque no pueden ser conscientes del origen de este sentimiento.
En el sentido figurado, el sufrimiento todavía puede utilizarse para caracterizar una vida de penurias, penuria y miseria.
El término también puede ser sustituido por sinónimos como aflicción, pena, angustia, preocupación, amargura, tormento, pena, ansiedad, tormento, tristeza, martirio, dolor, consternación, malestar, calvario, mortificación, prueba, calvario, pasión, entre otros.
Consecuencias del sufrimiento
El sufrimiento puede considerarse un fenómeno muy complejo, que no se define sólo con términos médicos.
Y aunque hay medicamentos y tratamientos que pueden aplicarse para resolver los problemas causados por el sufrimiento, como los antidepresivos, los antibióticos para el dolor y muchos otros, esta sensación de incomodidad o malestar puede seguir presente. Por eso el sufrimiento puede tener soluciones, pero en muchos casos puede requerir procesos de curación muy extensos.