La psicomotricidad es la ciencia que estudia al hombre a través de su cuerpo en movimiento y en relación con su mundo interior y exterior, y puede definirse como la capacidad de determinar y coordinar mentalmente los movimientos del cuerpo.
La palabra “psicomotricidad” viene del término griego psiché = alma y del verbo latino moto = moverse frecuentemente, agitar fuertemente.
La psicomotricidad está relacionada con el proceso de maduración, en el que el cuerpo es el origen de las adquisiciones cognitivas, afectivas y orgánicas, siendo sostenido por el movimiento, el intelecto y el afecto.
Es la capacidad psíquica de realizar movimientos, a través de la actividad psíquica que transforma la imagen para la acción en estímulos para los procedimientos musculares apropiados.
Se puede decir, pues, que la psicomotricidad es un término utilizado para una concepción de un movimiento organizado e integrado, según las experiencias vividas por el sujeto cuya acción es el resultado de su individualidad, su lenguaje y su socialización.
Al principio, la psicomotricidad se fijó sólo en el desarrollo motor. Luego estudió la relación entre el desarrollo motor e intelectual del niño y sólo ahora estudia la lateralidad, la estructuración espacial, la orientación temporal y sus relaciones con el desarrollo intelectual del niño.
Psicomotricidad en la educación infantil
La educación psicomotriz es una educación global que asocia las potencialidades intelectuales, afectivas, sociales y motoras del niño, dándole seguridad, equilibrio y permitiendo su desarrollo, organizando correctamente sus relaciones con los diferentes medios en los que debe evolucionar.
Se trata de una formación básica indispensable para todo niño, ya sea normal o con problemas, porque responde a un doble propósito: asegurar el desarrollo funcional, teniendo en cuenta las posibilidades del niño, y ayudar a que su afectividad se amplíe y se equilibre mediante el intercambio con el entorno humano.
Es una acción pedagógica que tiene como objetivo principal el desarrollo motor y mental del niño, con el fin de llevarlo a dominar su propio cuerpo y adquirir una inhibición voluntaria, propone, tiene en el movimiento espontáneo, su pauta fundamental, porque, en cualquier movimiento, hay un condicionamiento afectivo que determina un comportamiento intencional.
Se cree que siempre es una acción motriz, a menos que regule la aparición y el desarrollo de las formaciones mentales, es por el aspecto motriz que el niño establece los primeros contactos con el lenguaje socializado.