La pos-verdad es el fenómeno a través del cual la opinión pública reacciona más a los llamamientos emocionales que a los hechos objetivos.
Según este concepto, la verdad de los hechos se pone en segundo plano cuando la información recurre a las creencias y emociones de las masas, lo que da lugar a opiniones públicas manipulables.
El término “post-verdad” fue elegido Palabra del Año en 2016 por el diccionario de Oxford, en el que se definió como “la idea de que un hecho concreto tiene menos significado o influencia que apelar a la emoción y a las creencias personales”. Según el diccionario, el prefijo “post” transmite la idea de que la verdad se deja atrás.
El fundamento de la post-verdad se tomó del concepto psicológico de sesgo cognitivo, que explica la tendencia natural de los seres humanos a juzgar los hechos en base a su propia percepción. Así pues, cuando esta tendencia es explotada por los medios de comunicación con fines mediáticos, económicos o políticos, nace el fenómeno de la pos-verdad, en el que las masas “prefieren” creer ciertas informaciones que pueden no haber sido verificadas.
En palabras del historiador Leandro Karnal, la pos-verdad es una “selección afectiva de la identidad”, a través de la cual los individuos se identifican con las noticias que mejor se ajustan a sus conceptos.
Noticias Post-Verdaderas y Falsas
Aunque tienen efectos similares, el concepto de post-verdad no se confunde con el concepto de noticias falsas.
Las noticias falsas, independientemente de su motivación, son mentiras objetivas, es decir, información ilegítima que no se ajusta a la realidad, formulada para inducir una conmoción sobre un determinado tema. Por lo tanto, es perfectamente posible que las noticias falsas den lugar a la post-verdad.
La post-verdad es la aceptación de información por parte de un individuo o grupo de individuos, que presumen de la legitimidad de esta información por razones personales, ya sean preferencias políticas, creencias religiosas, bagaje cultural, etc. Así pues, la pos-verdad no implica necesariamente una mentira (en vista de que la información no verificada puede ser verdadera), sino que siempre implica un descuido de la verdad.
Ejemplos posteriores a la verdad
Para ilustrar el tema, los ejemplos posteriores a la verdad que se suelen utilizar son las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y el referéndum para abandonar el Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) en el mismo año. Sin embargo, aunque estos son los ejemplos clásicos (por haber tenido un impacto global), el fenómeno posterior a la verdad ocurre en menor escala cada día.
Elecciones de EE.UU. 2016
En estas elecciones, el candidato Donald Trump difundió numerosas informaciones y estadísticas no fundamentadas para reforzar su campaña y llegar a sus oponentes. Estas declaraciones, generalmente relacionadas con la seguridad pública y el terrorismo, apelaban directamente al sentimiento de revuelta e inseguridad de la población, que se sentía representada por el discurso sin preocuparse por la procedencia de los datos. Entre las principales afirmaciones de este tipo se encuentran
- que Hillary Clinton creó el Estado Islámico;
- que el desempleo en los EE.UU. alcanzó el 42%;
- que Barack Obama es musulmán;
- que el Papa Francis apoyó su campaña.
Una gran parte de la población estadounidense, motivada por valores personales, creyó (o sigue creyendo) en estas y otras declaraciones de Trump, que fue elegido presidente.
Referéndum de Brexit
En 2016 tuvo lugar el llamado Brexit, un referéndum que decidiría si el Reino Unido permanecería o no en la Unión Europea. Durante el proceso, la campaña que propugnaba la salida del bloque reveló que permanecer en la Unión Europea costaba 470 millones de dólares a la semana (información que nunca se verificó), además de afectar negativamente a varios sectores de la economía.
Además, el referéndum tuvo lugar durante un período agudo de la crisis de los refugiados y varias estadísticas infundadas pidieron un sentido de nacionalismo entre la población para reforzar el argumento de que la salida del bloque aportaría más autonomía para tratar la cuestión.
El resultado del referéndum fue favorable a la retirada del Reino Unido de la Unión Europea.
La verdad post-política
Como hemos visto, el fenómeno de la pos-verdad es extremadamente explotado en el contexto político, especialmente en las campañas electorales, en las que es ventajoso para los candidatos difundir información, aunque sea falsa, para mejorar su imagen o denigrar al adversario. En tales situaciones, la opinión pública se vuelve aún más manipulable ante numerosas formas de propaganda electoral.
Así pues, es común que la información potencialmente falsa relacionada con el tema se establezca y se difunda en la sociedad como si fuera verdadera, aunque de manera pasajera, teniendo en cuenta que los beneficiarios a menudo sólo necesitan apoyarlos hasta el día de las elecciones.
Por lo tanto, cuando se trata de política, el sentido crítico (capacidad de cuestionar y analizar la información objetivamente) es aún más importante.
Post Edad de la Verdad
Muchos estudiosos creen que ahora vivimos en la “era post-verdad”, en la que la verdad de los hechos ya no es una prioridad ni para los medios de comunicación ni para la sociedad.
En este contexto, la computadorización ha creado un flujo excesivamente elevado de producción e intercambio de información, lo que dificulta la distinción entre lo que es verdadero y lo que es falso.
El fundamento del concepto de la “era posterior a la verdad” se percibe fácilmente en la Internet, donde la información se transmite de manera inmediata a un número muy elevado de destinatarios, lo que crea, en poco tiempo, una “verdad fabricada” defendida por una masa de individuos que creen que la información es verdadera.
Sobre el tema, el historiador Leandro Karnal observó:
“La Internet ha deshilachado y capilarizado la capacidad de acceder a la información. El lado positivo de esto es que más gente tiene acceso a la información. El lado negativo de esto es que más personas tienen acceso a la información”.
Con esto, el historiador sugiere que si bien es beneficioso que más personas tengan acceso a la información, la consecuencia natural de esto es que más personas sin sentido crítico también tendrán este acceso, facilitando así la difusión de información falsa o aún no probada.
Ver también:
- Noticias falsas
- Sentido crítico