El maniqueísmo es la idea basada en una doctrina religiosa que afirma que existe un dualismo entre dos principios opuestos, generalmente el bien y el mal.
El maniqueísmo es considerado una filosofía religiosa, fundada en Persia por Maniu Maquineu en el siglo III, y está extendida en todo el Imperio Romano.
Para el maniqueísmo, el mundo está dividido entre el bien, representado por el “Reino de la Luz”, y el mal, simbolizado por el “Reino de las Sombras”, es decir, una eterna lucha entre Dios y el Diablo.
Para los maniqueos, toda la naturaleza material es esencialmente mala y malvada, mientras que la bondad está intrínsecamente presente en el espíritu y en el mundo espiritual.
El maniqueísmo, como religión, también se formó a partir del sincretismo, ya que Maquiavelo tendría características mixtas propias de varias doctrinas, como el hinduismo, el budismo, el judaísmo, el cristianismo y el zoroastrismo (antigua religión persa) para desarrollar el concepto de maniqueísmo.
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Debido a la definición dualista que caracteriza al maniqueísmo, por extensión este término también se utiliza para adjetivar cualquier perspectiva del mundo en la que exista una división entre aspectos opuestos e incompatibles.
Mucha gente considera que el modelo maniqueo es muy simplista, ya que simplemente divide todas las cosas en dos opuestos: “el bien y el mal”, “el bien y el mal”, “causa y efecto”, “esto o aquello” y así sucesivamente.
Por ejemplo, creer que una persona buena siempre será buena, mientras que una persona mala siempre será mala es una demostración de maniqueísmo.
Maniqueísmo político
El maniqueísmo político está muy presente en las “competiciones” entre partidos y políticos durante las elecciones, por ejemplo.
Consiste en la oposición entre los pensamientos de los rivales políticos, que buscan “demonizar” la imagen del adversario y “santificar” sus propios argumentos, aunque a veces caigan en contradicción.
El maniqueísmo y el cristianismo
Las ideas difundidas por el maniqueísmo eran consideradas una herejía cristiana para el cristianismo.
Uno de los principales defensores y oponentes del maniqueísmo fue San Agustín de Hipona, quien dedicó casi diez años a la investigación y producción de obras centradas en la doctrina maniqueísta.
Sin embargo, después de su conversión definitiva al cristianismo, se convirtió en uno de los principales oponentes de esta filosofía religiosa.
Sin embargo, algunos investigadores y teólogos creen que algunas de las premisas del maniqueísmo han sido introducidas en el pensamiento cristiano occidental por Agustín de Hipona.