La Maieutica o Método Sócrata consiste en una práctica filosófica desarrollada por Sócrates en la que, a través de preguntas sobre un tema determinado, se lleva al interlocutor a descubrir la verdad sobre algo.
Para este filósofo griego, todo el conocimiento está latente en la mente humana, y puede ser estimulado a través de respuestas a preguntas hechas de manera perspicaz.
El arte de “dar a luz” el conocimiento
La mayéutica se asocia con la técnica de “dar a luz el conocimiento”, ya que está presente en todos los seres humanos. El conocimiento sólo debe desarrollarse gradualmente con la ayuda de unos pocos estímulos orientadores.
Una de las frases más icónicas de este filósofo simplifica la idea de lo que sería la mayéutica de Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Ahora bien, según la dialéctica socrática, la verdad está dentro del Hombre, y le corresponde a él reflejar y alcanzar las llamadas “verdades universales”.
Etimológicamente, la maieutica se originó del término griego maieutike, que significa “arte de la participación”. Sócrates utilizó esta expresión en asociación con el trabajo de las comadronas – la profesión de su madre – ya que para el filósofo, su método proporcionaba el “nacimiento intelectual” de los individuos.
La mayéutica es presentada por Sócrates en el diálogo con el joven Teeteto, que fue escrito por Platón. Sócrates no dejó nada escrito y la mayor parte de lo que se sabe de la filosofía socrática fue escrita por su discípulo Platón.
Estatua de Sócrates en Atenas, Grecia.
Método dialéctico socrático
El método dialéctico fue creado por Sócrates durante el siglo IV a.C. y tenía como objetivo elucidar el verdadero conocimiento sobre un tema determinado reflexionando sobre las respuestas obtenidas a partir de preguntas aparentemente simples e ingenuas.
También llamado el Diálogo Sócrata, este método fue utilizado por Sócrates para que su interlocutor alcanzara el conocimiento. Para él, había una verdad, que estaba dentro de cada uno. Esto es lo que revela su frase: “La verdad sólo puede ser alcanzada si el alma está embarazada de ella”.
La primera fase de este método, cuando se hacen las preguntas, se llama ironía. La mayéutica sería la parte final de este método, cuando el conocimiento “nazca” de las conclusiones extraídas por el propio interlocutor.
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Ironía y Maieutica
El método socrático se compone de ironía y maieutica. La ironía, en este caso, tiene un significado diferente de lo que conocemos en castellano, viene de la palabra griega eirein, que significa preguntar. La ironía del método, por lo tanto, es el momento en que el interlocutor fue interrogado.
En la práctica, Sócrates interrogó a su interlocutor acerca de alguna idea o concepto, por ejemplo: “¿qué es la justicia? Al responderle su interlocutor, hizo otras preguntas que le hicieron caer en contradicciones.
De esta manera, el interlocutor fue llevado a dudar del tema que creía conocer, hasta el momento en que admitió su ignorancia sobre el tema. El objetivo de Sócrates no era avergonzar, sino purificar el conocimiento, deshacer las ilusiones, los prejuicios o el conocimiento basado en opiniones, sin fundamento racional.
La mayéutica es el final del proceso, cuando el interlocutor, después de cuestionar sus ideas y concepciones, reconstruye su comprensión con ideas más complejas. Es decir, cuando da a luz el nuevo conocimiento.
Este es un proceso que ayuda al interlocutor a despojarse de todo lo que cree saber, porque sólo reconociendo su propia ignorancia puede encontrar las respuestas.
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¿Quién era Sócrates?
Sócrates fue un filósofo griego nacido entre el 470 y el 469 a.C. en Atenas. Todo lo que se sabe de este filósofo fue escrito por sus discípulos, especialmente por Platón. Él mismo no dejó ningún registro escrito de sus ideas.
Sócrates, modelo de integridad y ética en la sociedad ateniense, creía que los hombres debían dedicar su tiempo más a buscar lo que no sabían que a transmitir el conocimiento que creían saber, es decir, debían estar en constante investigación.
Según el filósofo, la sabiduría sólo sería posible con el reconocimiento de la propia ignorancia, es lo que retrata su famosa frase: “Sólo sé que no sé nada”.
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