La iluminación con gas es una forma de manipulación psicológica en la que el agresor hace que la víctima se cuestione su propia inteligencia, memoria o cordura.
A través de la luz de gas, el manipulador sistemáticamente inserta las dudas en la mente de otra persona (o grupo de personas), utilizando contradicciones, mentiras y negaciones constantes. Por esta razón, la práctica de la iluminación con gas suele ser sutil y a menudo pasa desapercibida.
Aunque a menudo se atribuye a los hombres, la iluminación con gas puede ser practicada por cualquiera, contra cualquiera, incluyendo padres abusivos, matones, etc.
Origen
El término “iluminación de gas” se originó en la obra de teatro de 1938 “Gas Light”, en la que el protagonista manipulaba mentalmente a su esposa atenuando las luces de la casa (que funcionaban a base de gas) y negando cualquier cambio en el entorno cuando ella notaba la diferencia, lo que hacía que se cuestionara su percepción.
La expresión se ha hecho popular y ahora se utiliza ampliamente en el entorno psiquiátrico.
Ejemplos de iluminación con gas
Como se ha dicho, la iluminación con gas puede presentarse de varias maneras. En el más común, el agresor:
- oculta la información a la víctima para que cree una idea equivocada
- filtra la información o la mente para engañar a la víctima
- niega que ciertos eventos hayan ocurrido o disminuye su gravedad
- ofende o disminuye a la víctima a través de comentarios o bromas aparentemente inofensivos
Señales principales de iluminación de gas
El renombrado terapeuta Robin Stern, experto en abuso psicológico, ha elaborado una lista de posibles signos de iluminación con gas que incluye:
- Dudas de ti mismo constantemente.
- Te preguntas “¿Soy demasiado sensible?” varias veces al día;
- Constantemente te sientes confundido o incluso loco;
- Siempre estás pidiendo disculpas a tu pareja;
- No entiendes por qué, con tantas cosas aparentemente buenas en tu vida, ya no eres feliz;
- A menudo crea excusas para justificar el comportamiento de su pareja ante sus amigos, familia e incluso ante usted mismo;
- Empiezas a ocultar información a tus amigos y familiares para no tener que explicarla o inventar excusas;
- Sabes que algo está muy mal, pero nunca puedes expresar exactamente qué, ni siquiera para ti mismo;
- Empiezas a mentir para evitar las distorsiones de la realidad y te dejan en el suelo.
- Tienes problemas para tomar decisiones fáciles;
- Sientes que antes eras una persona muy diferente (más segura, más divertida y más relajada);
- Te sientes desesperado y desanimado;
- Sientes que no puedes hacer nada bien;
- Te preguntas si eres un compañero “suficientemente bueno”.
Ver también:
- Intimidación