Kyoto o Kioto es una ciudad situada en el sur del Japón, conocida internacionalmente por haber sido anfitriona de la “Conferencia de Kyoto”, famosa por la adopción sin precedentes del “Protocolo de Kyoto”, que establece límites a las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
Kyoto fue la “Capital Imperial de Japón” hasta 1868, cuando fue reemplazada por Tokio. Es una de las ciudades más pobladas de Japón, conocida como “Ciudad del Samurai” y “Antigua Capital”.
La ciudad de Kioto tiene uno de los mayores centros de educación superior de Japón, con unas treinta y siete instituciones, incluyendo la Universidad de Kioto, una de las mejores del país.
Protocolo de Kyoto
El “Protocolo de Kyoto” es un tratado internacional firmado en diciembre de 1997, durante la Conferencia de Kyoto, sobre el cambio climático del mundo.
Durante la Conferencia de Kyoto, treinta y nueve de los países participantes, principalmente los desarrollados del norte, firmaron el compromiso de reducir la emisión de gases contaminantes. El objetivo de reducción mundial de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero se fijó en un 2,5% durante el período 2008-2012, en comparación con los niveles de 1990, pero el Protocolo de Kyoto no entró en vigor hasta febrero de 2005.
Los países en desarrollo no tenían que comprometerse con objetivos específicos, pero como signatarios del Protocolo, tenían que mantener a las Naciones Unidas informadas sobre su nivel de emisiones y buscar formas de reducir el cambio climático.
El comercio de emisiones se introdujo en el protocolo, es decir, los países pobres que desarrollan proyectos (Unidades de Reducción de Emisiones o URES) para reducir sus cuotas de emisión de carbono pueden pasar el saldo a los países ricos para compensar el exceso de emisiones y no cambiar su sector energético. Por lo tanto, a partir del año 2000, los países ricos comenzaron a recibir el CER (Certified Emission Reductions), debido a las reducciones realizadas por los países pobres.
Los Estados Unidos nunca han ratificado el Protocolo de Kyoto. Junto con el Canadá y Australia, tienen una matriz energética dependiente de la quema de combustibles fósiles y afirman que la transición a una economía de bajo carbono podría generar daños irreparables al planeta.
La Unión Europea apoya la inclusión de objetivos para que los países adopten medidas para controlar la pérdida de la diversidad biológica, la degradación de los océanos y los suelos y las emisiones de gases.