Eterno puede ser un adjetivo, adverbio o sustantivo masculino en el idioma portugués, utilizado para calificar algo que aparentemente no tiene principio ni fin, algo que dura para siempre, que parece no tener fin.
La idea de lo eterno está estrechamente ligada a lo divino, lo sobrenatural y lo místico. En las principales religiones siempre ha existido la figura de un dios que fue más allá de los límites naturales del tiempo, viviendo durante innumerables años, convirtiéndose en una entidad eterna, es decir, que nunca tiene fin.
En el cristianismo, por ejemplo, una de las religiones más extendidas en el mundo occidental, la figura de Dios se considera eterna, (tanto es así que también se la llama el “Padre Eterno”), porque ha estado presente en el universo desde antes de su creación y, según la doctrina, seguirá vivo incluso después de su fin.
Aún así, según las enseñanzas de la religión cristiana, las personas que creen en la “palabra de Dios” y en Jesucristo, su Hijo, se beneficiarán de la “vida eterna” en el paraíso celestial, después de la muerte del cuerpo terrenal y el juicio de los pecados cometidos durante la vida en la tierra.
Amor eterno
El amor eterno es un concepto romántico sobre un tipo de relación en la que no hay un final a la vista.
El amor eterno es diferente de la pasión, no se centra en cosas fútiles, se preocupa por lo que es importante para construir una vida compartida, con sentimientos, con los beneficios que la relación trae. El amor eterno es considerado predominantemente como amor verdadero, pero el amor verdadero no siempre puede ser amor eterno.
Normalmente el sentimiento fraternal, es decir, entre padres e hijos, es un ejemplo de “amor eterno”.
Ver también:
- Intemporal
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