El dióxido de carbono o gas de carbono es un producto químico formado por dos átomos de oxígeno y un átomo de carbono (CO2), que se encuentra naturalmente en la atmósfera, producido por la respiración de los animales y la quema de cualquier materia orgánica.
La atmósfera, la capa protectora de la Tierra, está formada por una mezcla de gases, entre ellos el nitrógeno que constituye el 78,08% del aire, el oxígeno que constituye el 20,94% y el dióxido de carbono que constituye sólo el 0,03% del aire atmosférico.
El dióxido de carbono es una de las principales causas del efecto invernadero en la atmósfera, ya que forma una capa que impide que la radiación solar, reflejada por la superficie en forma de calor, se disipe en el espacio, lo que garantiza la temperatura y las condiciones climáticas necesarias para la vida en la Tierra.
Al igual que otros gases, el dióxido de carbono puede cambiar a un estado líquido o sólido si se somete a altas temperaturas negativas. El dióxido de carbono sólido, llamado hielo seco, se utiliza en la refrigeración de diversos alimentos, en los extintores de incendios y para efectos especiales.
El dióxido de carbono es el gas utilizado en los refrescos, el agua carbonatada y también en la composición de las tabletas efervescentes, responsable de la formación de burbujas que salen de estos productos.
Fuentes de emisión de dióxido de carbono
El dióxido de carbono, además de entrar en la atmósfera a través de la respiración de los animales, es también el resultado de las actividades humanas que han ido aumentando la concentración de dióxido de carbono, así como de otros gases extraños a él, como el monóxido de carbono, el dióxido de azufre, entre otros, causando desequilibrios en la composición atmosférica.
La quema de combustibles fósiles, sustancias de origen mineral, formadas por compuestos de carbono, incluidos el carbón, el gas natural y los derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel, utilizados para generar electricidad y mover vehículos de transporte, son las redes responsables de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, causando la contaminación y el cambio en el equilibrio térmico del planeta, lo que provoca cambios en el efecto invernadero y el calentamiento global.
La deforestación causada por la quema de bosques también afecta al equilibrio del dióxido de carbono en la atmósfera, ya que además de liberar el gas de la quema de madera, reduce el número de árboles responsables de la fotosíntesis, lo que absuelve el CO2 de la naturaleza.
Véase también
- Efecto invernadero
- Contaminación