La temperatura adecuada para mantener la comida caliente en el horno es entre los 160 y los 180 grados Celsius. Para conseguir los mejores resultados, se recomienda mantener la comida entre los 170 y los 180 grados. Esta temperatura le permitirá a la comida mantenerse caliente durante un periodo de tiempo prolongado, sin la necesidad de recalentarla.
Asegúrate de mantener un termómetro en el horno para controlar la temperatura. Esto te permitirá asegurarte de que la comida se mantenga caliente y sabrosa. Si el horno no tiene un termómetro, se recomienda comprobar la temperatura con regularidad para asegurarse de que la comida no se esté recalentando.
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