La bomba atómica o bomba nuclear es una mota de arma explosiva derivada de reacciones nucleares, con un poder destructivo muy alto.
Se elaboró por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, a raíz de la investigación de algunos científicos sobre las teorías de Albert Einstein acerca del estudio del átomo y de la necesidad de producir nuevas armas para el combate.
Altamente destructiva, la función explosiva de la bomba atómica es causada por procesos de reacción nuclear conocidos como fisión y fusión. La fisión consiste en la división de un átomo pesado en dos o más fragmentos mediante un bombardeo de neutrones que libera una gran cantidad de energía. La fusión, por otro lado, tiene la función de hacer chocar dos átomos a propósito para formar un tercer átomo más pesado que también libera grandes cantidades de energía.
Este proceso de reacciones nucleares o una combinación de ellas libera una cantidad extrema de energía, capaz de destruir ciudades enteras mediante la gigantesca explosión y los consiguientes incendios y radiación.
El mayor ejemplo de los desastres que podría causar una bomba atómica fueron los ataques que destruyeron Hiroshima y Nagasaki en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial. Las bombas que destruyeron las ciudades fueron producidas con uranio y plutonio, elementos radiactivos que causan grandes explosiones nucleares y tenían una potencia equivalente a 20.000 toneladas de dinamita.
Las bombas atómicas se consideran armas de destrucción en masa y su uso y control han sido un importante foco de atención de la política de relaciones internacionales desde su creación.
La bomba atómica y la bomba de hidrógeno
Años después del desarrollo de la primera bomba atómica, los Estados Unidos crearon la bomba de hidrógeno o bomba termonuclear, que utiliza la misma tecnología que la bomba atómica, pero su proceso de detonación es más fuerte.
Mientras que el proceso de explosión de la bomba atómica se lleva a cabo mediante la fisión nuclear, el proceso de detonación de la bomba de hidrógeno incluye varios pasos, comenzando con la detonación de una bomba atómica.
La primera explosión genera temperaturas de millones de grados, generando suficiente energía para forzar la aproximación de sus dos núcleos ligeros, combinándolos en una segunda etapa conocida como fusión nuclear – en este caso, isótopos de hidrógeno.
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