El Ayatolá es un título alto en la jerarquía religiosa entre los musulmanes chiítas.
En el Islam chiíta, la figura del ayatolá se considera de gran importancia, ya que representa el máximo conocimiento religioso dentro de la doctrina islámica.
En el Irán, los ayatolás tienen la facultad de controlar la legislación del país a fin de garantizar que las leyes se ajusten a la sharia (ley islámica).
El Ayatolá también controla las elecciones, el poder judicial y las fuerzas de seguridad iraníes, asegurándose de que se respeten las normas islámicas de conducta moral.
Aunque Irán es considerado una república, donde hay la elección de un presidente y la presencia de un parlamento, en la práctica el país está dominado por la figura del Ayatolá.
Para que una persona se convierta en un ayatolá, debe ser nombrado directamente por otro ayatolá, que reconozca las características necesarias para que sea digno de este título.
Además de poseer la perspicacia y el profundo conocimiento de la filosofía de la doctrina islámica chiíta, para llegar a ser un ayatolá hay que ser considerado como un descendiente directo del profeta Mahoma.
Por lo tanto, no hay voto para la elección de este líder religioso, sólo su nombramiento o nombramiento por otro ayatolá o jeque – título dado al erudito de la sharia.
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Esta palabra se originó en el ayatolá árabe, que literalmente significa “signo de Alá en la Tierra”. Es decir, según los principios del Islam chiíta, el Ayatolá sería una señal de Dios entre los mortales, alguien con discernimiento religioso que guía al ser humano en su viaje.
Para la doctrina islámica chiíta, el ayatolá más importante de todos era Ruhollah Jomeini, líder espiritual de la revolución iraní, responsable de tomar el poder del país de manos del Shah Mohammad Reza Pahlevi, y de establecer la República Islámica del Irán en 1979.
Ver también el significado del Islam.